viernes, 11 de enero de 2008

Locuras sensatas

Locuras, sensateces, sentimientos revueltos en estos días.
Poco que decir y mucho que soñar y que sentir...

Estuvimos todo el día
presos del mismo deseo:
estar juntos en el río
por calmar nuestros anhelos.
Las riberas del caudal
fueron el lecho nocturno;
las estrellas, desde el cielo,
nos miraban con destellos.

El murmullo de las aguas
recogía nuestros ruegos
y, confundido con ellos
eran las misma canción.
Nuestros cuerpos se ofrecían
creados del mutuo deseo
y eran como dos imanes
atrayendo al duro acero.

De las aguas, el espejo
se rompió en mil aristas
y apagaba nuestro fuego,
y nuestros cuerpos desnudos
refulgían desde el cielo.
Terminamos nuestros juegos
y las promesas de amor
eran el rumor de un rezo
y tu voz era un misterio
y tus ojos reflejaban
totalmente el firmamento.

Nuestras promesas de amor
llegaban a los luceros
y las sellamos los dos
con nuestro mutuo silencio,
y surgieron las palabras
más elocuentes de amor:
el murmullo de los besos.

Para amar sobran las voces.
Los besos son la expresión
más dulce del sentimiento
cuando llegan
de cuatro labios compartidos.

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