lunes, 22 de septiembre de 2008

por ...

Observando con miedo
la bestia que hay en mi interior
divago pensamientos
que no deberían existir.
Como un animal salvaje
que huye y se esconde,
y que aguarda en silencio.

Por no dañar,
por no remover,
por deseos,
y ¿por qué no?
por amor.

Los instintos primarios
se descontrolan
y en ocasiones,
saco las garras salvajes
que me queman por dentro,
y huyo de lo establecido
y corro en mi imaginación.

Porque no podría vivir
sin ella.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que si dejáramos de ser también animales (lo de ser personas no está muy de moda, que digamos), pues eso, que si lo dejáramos de ser, casi mejor que echábamos la persiana, eh. Viva la bestia, coño.

David

Soy ficción dijo...

Uis,instintos primarios para ambas :)

Es muy peligroso perder de vista nuestro lado salvaje, si se escapa puede descontrolarlo todo, mejor tenerlo presente y dosificarlo.

Divagando dijo...

Ay poeta... grraaauunnn (eso es un rugido ) jajajajaa... no te creas, hay personas que sorprenden y eso, hoy en día... no se encuentran. Un besazo.

nausicaa, presente y dosificarlo... hasta que se desboca, aunque suele volver al redil... ains..

J.Himilce dijo...

Pues si no tuviéramos la imaginación pa huir aunq sea un ratillo...