lunes, 28 de julio de 2008

LA OPOSITORA (Por Isabel Peralta)

Muchas gracias, me he reído y he disfrutado leyéndolo, recordando varios tribunales...
No se puede quedar en un cajón olvidado asi que...






"Olía a polvo, a cerrado y a angustia. Como ya era habitual, una gota tras otra de sudor confluía en líneas churriguerescas y alargadas que se deslizaban entre las cejas de las víctimas. Hacía un calor diabólico en la sala, y la lentitud del tiempo caía a plomo sobre sus cabezas.

Por una vez, sí, por una sola vez, la víctima no era ella.

-Señorita Juarez, po-por favor, co-continúe con su ex-exposición-tartamudeó el examinador más calvo de los tres, el más brillante, a juzgar por el resplandor de su frente.

Tranquila, resuelta, Rosa Margarita Juarez Sorolla, opositora, candidata con el expediente. Nº 356782, se dispuso a proseguir con su exposición oral del tema. Pero la duda cruzó su mente de nuevo, y se detuvo, levantando una delgada ceja en un tic involuntario.

El segundo juez, el gordo, saltó apresuradamente a rellenar el espacio de súbito silencio.

-Va bien, señorita, no se detenga ahora, por favor.
-Perdone-contestó ella, con voz neutra- ¿puedo hacer una pregunta?
-Por supuesto, díga- respondió el tercer juez, el bajito, tratando de limpiarse el el sudor con un pañuelo más que empapado.
-¿Les ha quedado claro lo de mis “circunstancias especiales”?

Los jueces se miraron fugazmente.

-Clarísimo, dijo el calvo. Como el agua clara. Usted siga adelante, y no se ponga nerviosa, por favor.

-¿Les parece que estoy nerviosa?-dijo ella,- mostrando tan sólo una sombra de fría sonrisa.

Los tres se apresuraron a responder, casi al unísono.

-¡No!, No, ¡qué va, !
-Va usted muy bien, sí
-Siga, siga, nos se detenga.

-De acuerdo: la gradación del rango de....

Rosa Margarita continuó con su exposición casi de manera automática, maquinal, mientras su mente consciente se distraía del machacón canturreo de su voz siguiendo la danza de las motas de polvo bailarinas encerradas en un rayo de sol.

-...eso ha llevado a los expertos a asegurar....

Después de todo, era el quinto año que se presentaba a examen. Todo, absolutamente todo lo que había ido aprendiendo se encontraba archivado en su memoria, en limpias filas ordenadas, esperando a salir cuando su momento llegara, sin el más mínimo esfuerzo.

-...la experiencia de Gray y Chondra en Zurich...

Después del tercer año de intentarlo, había empezado a sospechar que habría algún sistema, alguna clave para el aprobado, que ella desconocía.

Y luego vino lo de Estefanía, “la tetas”

-¿Gastas tu dinero en una academia? Vaya desperdicio.
-¿Por qué? ¿Es que estás en algún grupo de estudio que valga la pena?
-No, yo fui a la clínica de estética e invertí en estas amiguitas -y señaló a sus enormes reclamos delanteros- Te aseguro que vale más la pena, de verdad.

Estefanía pasó a la primera. Sin estudiar. Mientras Rosa chupaba codos durante meses, ella sólo tuvo que chupar...bueno, varias...en fin.

Pero a ella no le gustaba llevarse cualquier cosa a la boca, así que esa opción quedaba descartada. Además del riesgo de que hubiera alguna mujer no lesbiana en el tribunal...no, era tentar demasiado a la suerte. Casi como no hacer nada.

-...el estudio del año 79 del profesor McGraw apuntaba....

Rosa también apuntaba. Apuntaba maneras de funcionaria con plaza, y apuntaba a la cabeza del juez más bajito y sudoroso. La escopeta de caza de su padre, con el cañón cuidadosamente recortado, le había cabido perfectamente en el enorme bolso de mano (era una suerte que esta temporada se llevaran los bolsos elefantinos), y de ahí, sin problemas, a la parte de atrás del pantalón, sin notarse nada por debajo de su ancha camisola.

-...en conclusión....

Los jueces parecía que se iban tornando cada vez más cerúleos y humedecidos. Tampoco era plan de que les diera un infarto, eso sí sería un follón. Decidió ir acabando.

-Y eso es todo.

Dos de los tres jueces exhalaron un suspiro, el único que seguía inmóvil y con cara de estar angustiado era el que miraba de cerca al ojo ciclópeo de la recortada.

-Estupendo, señorita, una exposición magnífica. Perfecta, sin mácula.

-Gracias, esperaré a la nota. Ojalá que esta vez sí sean buenas noticias.

Y se guardó la recortada con elegancia en el mismo sitio donde la había traído.
Pudo ver como una ola de alivio sacudía a los tres hombres. De témpanos de hielo semiderretido y temblón pasaron en unos segundos a ser masas de gelatina agradecida. Pero sólo fueron unos segundos, ya el más valiente extendía la mano hacia el teléfono. Ella esperaba eso, y sonrió divertida según se daba la vuelta para salir. Viendo que no se había equivocado Junto a la puerta, giró la cabeza, y con la misma voz gélida con que había expuesto su tema, dijo:

-¡Ah, recuerdos a sus esposas, a sus hijos, sus queridas y, especialmente, señor Capdevila, al muchachito con el que se ve los miércoles. Es un encanto de princesita, de verdad.

Con la seguridad absoluta, de que el intento de llamada a la policía quedaba definitivamente abortado, salió por fin de la sala de examen, del mohoso edificio, al aire libre. Encendió un cigarro celebratorio, y tras la primera calada, su móvil. Tenía que hacer la llamada obligatoria post-examen.

-¡Mamá, mamá!. ¡Creo que esta vez va a ser que sí!
- Ojalá sea verdad. Yo he tenido nuestra Señora del Sagrario con las velas encendidas toda la mañana, para que te ayudase...¿llevas la estampita que te dí?
-Gracias mamá. Si, claro, como cada año, debajo de la blusa. Pero este año me he traído también otro santo nuevo.
-Ay, nena, ya me dirás cual es. Si te funciona, le pondremos un altarcito al lado del de la Virgen para agradecerle.
-Sí mamí, ya te cuento luego. Me voy a la playa a refrescarme.
-Adios, cariño, un beso.

La imagen de su madre poniéndole velitas a la recortada le hizo soltar una carcajada. Sacudiendo la cabeza, para librarse de esa visión grotesca, abrió el coche y se lanzó dentro. Con la melodía de “Perfect” en el MP3 a todo volumen, se fue hacia la playa, a quitarse de la piel el polvo de 5 años de estudios infructuosos. Porque sí, porque se lo merecía, y porque ese día sí que hacía calor. "



4 comentarios:

J.Himilce dijo...

Jajaja! Besis!

Divagando dijo...

besitos J. himilce... jejejjee.. pum. jajjjaja.

Anónimo dijo...

Bueno, hoy me ha dado por retomar vuestras lecturas y me encuentro con doble premio. Un post tuyo con texto de Isabel; ¿qué más se puede pedir? Un capazo de besos para ambas, y pedazo de relato. ¡Bang!

Divagando dijo...

Pues sí David, mi premio.. jejejee... Volviste de las vacas... espero que hayas disfrutado. Un besazo.