jueves, 14 de febrero de 2008

Matineros

Sueños caidos en días de espera.
Horas compartidas de quince minutos.
El tiempo se estrecha en nuestro mundo.
Ausencias estudiadas para salir ilesos.
Sin cafés, me tomaré un té.
De golpe no, a golpecitos.
Sensación de abandono intencionado,
alguien puso el pie en el suelo,
quizá pensó en su mundo.
Habrá que salvar lo poco que quede de racional
para ahogar otros sentimientos novedosos.
Ahí nos quedamos.
La velocidad del pensamiento supera las intenciones.
Los deseos se apoderan y hay que controlarlos.
No sé si es mejor de golpe que anunciado.
Los inesperados duelen en el momento,
los planeados sólo alargan la agonía.
Ambas duelen.
Improvistos que habrá que afrontar.
No me queda otra.

No nos queda otra.

No hay comentarios: