lunes, 19 de mayo de 2008

Lágrimas del cielo


Casualidades de la vida. Hechos inexplicables, que si lo son, no seré yo quien los aclare. Historias paralelas que transcurren en el tiempo y prácticamente en el espacio. Me lo ha recordado un comentario, y aqui va otro de tantos episodios de mi vida.

Nando se quedó muy tocado con la muerte de Toni, mi hermano. Era uno de sus mejores amigos. Le costó aceptarlo y mucho. Habían pasado ya varios meses, casi un año, y él seguía sin aceptar lo que ocurrió. En sus andaduras por los mundos mágicos de las drogas, se fue al monte. Si, al monte donde habían compartido alguna que otra alucinación y hermanamientos casi ancestrales como los indios de antaño. Era la época de las enseñanzas de Don Juan, y las edades, las más propicias para experimentarlas.
Esa noche había lluvia de estrellas, (lágrimas de San Lorenzo). Meteoros que nos invaden esa madrugada y que le damos sentidos varios. Estoy segura que esa noche eramos muchos los que aprovechando las noches de agosto, estábamos tumbados mirando al cielo. Habían pasado apenas 9 meses, y algo me dijo me quedara en casa. Saqué la tumbona y me recosté a observar el espectáculo que el cielo nos brindaba. Algunos pensamientos rondaban mi cabeza, todo y nada en especial. Pero se amontonaban momentos nostálgicos de otras noches que compartimos tumbados en esa terraza.
Sobre las tres de la madrugada, en plena lluvia de estrellas, apareció una lechuza volando a un escaso metro de mi cabeza. Rodeó el albaricoquero de la terraza, y dio tres vueltas a mi alrededor. Me quedé inmóvil. No era normal que volase tan bajo, y que además, me rodeara tres veces. Se quedó en una anécdota de la naturaleza. Y no quise pensar más.

Casi ya cumpliendo el año, hacia noviembre, me encontré con Nando. Estuvimos hablando, tomamos un café, y nos desahogamos un poquito juntos. Cuando empezó a contarme su noche de estrellas me pareció extraño, pero me dijo que había tenido visita, que me tranquilizara, pero que sabía que yo también la tuve. Me iba quedando sin palabras, alucinada.
Esa noche se fue a Serra, (una zona de montaña no muy lejos de dónde me hallaba yo). Si, iba de tripi, pero según él, invocó a Toni. Y apareció en forma de ave. En esos momentos yo me empecé a estremecer.
- ¿de ave? -le pregunté. Me miró como sólo él sabe mirar, y me dijo:
- Si. Tú también lo viste. Sé como estabas y él, también lo sabe. Por eso te visitó.
- Venga ya ¡Nando!. ¡No me ralles!.
- ¿te visitó una lechuza?
- Una lágrima empezó a brotar de mis ojos.
- Tranquila, sólo vino a decirnos que está bien y que es libre.
- Nando... ya no me salían las palabras.
- Fue sobre las tres, verdad?. Estuvo aquí y dio tres vueltas. Es su ritual. Me cogió de las manos y siguió hablando. Su cara era de una quietud pasmosa. Para él, era algo natural: mi hermano se había reencarnado en una lechuza. Ave de noche, algo golfilla y libre. Muy libre. Nando tenía una mirada tranquila, de aceptación, de paz.
No dije nada. No saqué conclusiones de ningún tipo. Pero algo se removió dentro de mi.
No he vuelto a verla. Sí que la he escuchado muchas noches y algún sueño que otro me lo va recordando siempre.

11 comentarios:

Soy ficción dijo...

Me he quedado de piedra... No puedo añadir más.

Candela dijo...

Muy bonito, Chus. Ya sabes que prefiero la prosa, y tus relatos, ficticios o no, llegan. Un beso, guapa. Auqneu te creas que no, te leo. Pero la prosa, mas.

J.Himilce dijo...

Ais... q estas cosas me dan miedo...

Un beso.

Isa Pe dijo...

Es reconfortante encontrar sentido a las coincidencias. Para mí al menos. Es como formar parte de una historia más grande, donde hay muchas cosas por descubrir, muchos hilos que todavía no hemos descubierto y que atan la trama de nuestra vida. Y las noches en que llueven estrellas son tremendamente particulares, como si sus estelas iluminaran parte de ese entramado oculto normalmente a nuestros ojos.

En resumen: que sí, que pasan cosas muy curiosas. Pero vivir con miedo limita mucho, yo prefiero vivir con cara de sorprendida, y agradecer estas pequeñas coincidencias y sensaciones sin explicación con las que puedo jugar un ratito, hasta que las organizo para que el sentido que les doy sea importante y satisfactorio para mí.

(o no te comento nada,o vaya rollos te meto, Diva mía, ja, ja. Besazos)

Anónimo dijo...

A mi me encantan las coincidencias, y si no las encuentro me las invento. Ahora veré a las lechuzas de otro modo... Por cierto, Chus... eso del Arte y Pico, es un premio o qué es... No me acabo de coscar.

Ah, y lo más importante: Un besazo.

Divagando dijo...

No hace falta añadir nada Nausicaaa. Son cosas que pasan. Un besazo.


Candela, escribo lo que me sale. Si que puedo definir la prosa como tal, lo otro... son divagaciones o desahogos. No lo puedo etiquetar. Sabes que eres bienvenida, los comentarios... yo también te visito y no siempre comento. Creo que es algo que hacemos todos. Un besazo.


No tiene porqué J.Himilce. Fue algo que pasó hace muchos años. ¿casualidad?. No lo sé. Pero sí que las cosas se pausaron bastante desde esa noche. Un muacksss guapeton.


De rollos nada Isa, estás en tu casa. En mi vida hay tantas casualidades, que a veces podría asustarme, pero como bien dices, cara de sorpresa y a encajar donde toque.. ainss.. besitos.


David: No sé... me lo dió un tal Davidgl, ¡a saber que se habia tomado esa noche que ni se acuerda.! jajajja.. muackkssss..

Divagando dijo...

Ejem, ejem, ejem... esto... David: qué a saber que había bebido, pero yo.. jajajaja.. perdón perdón perdón.

Anónimo dijo...

Jajajaja, es que no se puede mezclar cuando se bebe, jeje, a ver si dejo de hacerlo. Un besazo, guapa.

Anónimo dijo...

Esto ha ido directamente a la esencia.
No digo más.

Divagando dijo...

Así es Maria, siempre tan acertada. Besos.

Unknown dijo...

Me ha quedado esa sensación de paz, de tranquilidad. No me sorprende, ni me asusta, es maravilloso.
Estoy encantada de haberlo leído, Chus.
Un abrazo enorme.