lunes, 17 de marzo de 2008

4 horas


Atrás dejaré tu vida,
mis escuchas,
tus borracheras,
mis abrazos,
tus lloros de cocodrilo.
Mis llaves.

Ajena a esa casa,
a tus sentimientos,
a tu parafernalia,
a tu egoismo.

Ignoraré tu enfermedad,
tus problemas,
tus desvaríos,
tus historias.

Haz lo que dices
por una vez en tu vida,
se coherente con lo que escupes.
Vive tu vida, sí, pero olvídame.

Viviré la mia
con el borrador a mano.
Borra tú mi número.
Siempre llegas tarde.

Ya no me quedan pañuelos para ti.
Los agotaste todos.
Se diluyó el jabón para lavarte.

Te toca a ti conocerme,
te toca a ti preguntar,
te toca a ti decidir tus prioridades.

Las mias, las dejaste claras.
Y, aunque no te importe,
y jamás leas esto ,
porque sólo te intereso

para pedir y pedir...

aquellas cuatro horas,
de ignorancia,
de inocencia,
de ausencia,
nunca las podré olvidar.

Como siempre, tarde.
como siempre, como siempre.

Y para siempre...

4 comentarios:

Isa Pe dijo...

Y usa el borrador para él, sus circunstancias, su egoismo. Tu no borres nada, sigue siendo tú misma.

Divagando dijo...

Se intenta, pero es difícil cuando te golpean una y otra vez sin saber bien el por qué. Aunque de todo se aprende.

Anónimo dijo...

Tengo una amiga a la que él siempre le llegaba tarde... Y hace unos días le llegó alguien a la hora precisa y en el preciso instante.

David

Divagando dijo...

Afortunadamente, aún queda quien llega a la hora. Me alegro por tu amiga. Un saludo.