Niños con mirada triste,
adultos pequeños con
síndromes de abstinencia
aún antes de ver la luz.
Sofás que hacen de cama,
así evita al borracho.
Separaciones maritales
dónde ellos son el pago.
Niños que salen de noche,
y llegan sin dormir:
la mesa es a veces su cama.
Niños que perdieron su inocencia
a fuerza de golpes.
Bocadillos compartidos
y una paciencia infinita.
Niños sin mirada
que prefieren venir al colegio.
Los tiempos cambian y mucho.
4 comentarios:
En su dureza está su belleza. Este poema más que para leerlo, es para no olvidarlo.
Buenas noches...
Desgraciadamente es mi día a día este año. Miradas perdidas buscando un gesto amable. Buenos dias David.
Si hay alguien, como tu, en busqueda de esas miradas perdidad, estoy segura de que encontraran lugar donde tomar tierra.
Más que buscar, me las encuentro diariamente e intento que se vuelvan sonrisas, pero es difícil cuando el entorno no te ayuda. Gracias guapetona por tus palabras.
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